martes, 4 de noviembre de 2008

REFORMA ENERGÉTICA ¿QUIÉN GANA?


Luego de siete meses de estira y afloja, finalmente fue aprobada la Reforma de Pemex. Sí, ya no fue la Reforma Energética. Más bien fue la Reforma de Pemex y no sabemos hasta dónde, las iniciativas van a cambiar a la empresa de México más importante. Lo que sí es un hecho, es la posición que los partidos políticos sostuvieron durante todo ese tiempo. Las diferencias, irreconciliables en algunos casos, hacían peligrar la mencionada Reforma. Pero no era la Reforma Energética lo que estaba en juego principalmente. El lanzamiento de las iniciativas por parte del ejecutivo, para muchos analistas se visualizó como una estrategia política con miras a las elecciones intermedias del próximo año. El enfrentamiento con los partidos políticos, estaba contemplado. El divisionismo en el PRD, tenía que ser aprovechado. La situación económico financiera del mundo (no se sabía de la crisis mundial aún, pero ya daba señales de ser inminente) obligaba a plantear nuevas estrategias económico-políticas. La movilización de Andrés Manuel López Obrador, para impedir que la Reforma Energética, tocara a Pemex, puso de nueva cuenta en la escena política al ex-candidato presidencial. El PRI aprovechó la oportunidad para levantarse como protagonista en el proceso. El PRD debió tomar decisiones y la división interna trascendió a las cámaras. Como nunca, las iniciativas se discutieron y se aprobaron. El resultado puede no ser el ideal. Una Reforma sea la que fuere, es un cambio; es ganancia para quien la propone. No es, por mucho, la propuesta original. Se pone de manifiesto la prohibición de la iniciativa privada en refinerías, ductos y transporte. Se restringen los contratos estimulados y se ratifican en el Senado de la República cuatro Consejeros profesionales independientes en el Consejo de Administración de Pemex. Se le otorga autonomía y flexibilidad financiera y un marco de transparencia en los manejos administrativos. No se puede hablar de ganadores o perdedores. Lo que importante a destacar es la estrategia política, que se presentó. Se obligó a los partidos políticos y a sus líderes, a participar en la elaboración de una Reforma. Cada partido levanta el dedo como ganador. López Obrador tendrá que buscar otras excusas para mantenerse vigente. Estamos ante el umbral de una nueva actividad política. Esperemos pues, que la oportunidad sea capitalizada por los actores políticos y sea ésta la coyuntura que el sistema político mexicano necesitaba para entender de una vez por todas su rol histórico ante la inminente construcción de un México democrático.

GOLPES A LA EDUCACIÓN


Después de cinco meses de haberse firmado la “Alianza por la Calidad de la Educación” entre el gobierno Federal vía La Secretaría de Educación Pública (SEP), y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), no se han visto, cuando menos no se han hecho públicos, los avances de dicha Alianza. Más allá del compromiso político o de la “revolución y transformación del sistema educativo”, como, en su momento se le calificó, el acuerdo fue rebasado por el rechazo de los principales protagonistas: los maestros. No se puede asegurar que el gremio magisterial, en su mayoría, haya rechazado la “propuesta”, pero las manifestaciones de resistencia que se han identificado, básicamente en el estado de Morelos, nos permiten identificar el gran atraso que existe en el ámbito educativo de México. Es evidente que las condiciones del país no ofrecen una solución a corto plazo. El tema de la Reforma Educativa se ha venido ventilando cada sexenio, desde hace más de treinta años. ¿Pero, por qué una “Alianza por la Calidad de la Educación”, como la que se propuso, no ha sido aceptada por el gremio magisterial de manera unánime? Las razones pueden ser muchas y sería ocioso enumerarlas. Sin embargo, también es innegable que la división que existe entre los maestros ha repercutido en el todo el sistema educativo de México. Por principio de cuentas la existencia de un sindicato “oficial” y otro llamado de la “disidencia”, ha trascendido no sólo en el ánimo de los agremiados de ambos grupos, sino en la credibilidad y confianza que el magisterio debería tener en la sociedad. No nos queda claro, cuáles son las razones de fondo por las cuales la “Alianza” no ha sido aceptada por los maestros. El argumento que se ha esgrimido en los medios de comunicación, es que la propuesta afecta a los maestros que reciben un beneficio por ceder o vender su plaza a la hora del retiro (prebendas que carecen de sentido y justificación hoy en día) y por otro lado, el rechazo a una evaluación para acceder a las plazas. En el estado de Morelos los maestros continúan con sus demandas y cada vez se ha radicalizado su movimiento. Otros estados de la república han sido testigos de esas manifestaciones de rechazo a la Alianza por la Educación. A decir de la contraparte en este conflicto, es decir de los integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), el problema no es por la herencia de plazas. A decir de sus representantes, el problema es más de fondo. Ellos consideran que el “modelo que se pretende imponer” para nada apoya a los niños en su educación; “no se van a aplicar los fondos que se dice, se van a destinar en infraestructura”; “se pretende desaparecer a la escuela pública”, etc. Por desgracia, el gremio magisterial carece de credibilidad y los miles de niños que se han visto afectados por estos conflictos (léase, Oaxaca y Morelos sólo por citar unos ejemplos) no tienen ni voz ni voto. Y son la razón de ser de todo el movimiento magisterial, tanto institucional como sindical. Al igual que los padres de familia, los estudiantes y toda la sociedad en general, los afectados, no tenemos manera de defendernos. O peor aún, el hostigamiento y la represión se hacen patente en lugar del diálogo. Toda la problemática se suscita en los pináculos del poder. El SNTE, con su lideresa ha rebasado los límites del oprobio, con su ostentación de poder y corrupción. Hablamos de una persona que se ha mantenido en el poder por más de 20 años y ha negociado y dispuesto de la fuerza sindical para negociar, imponer y controlar los destinos de miles de maestros; de miles de familias. Gobiernos como el de Salinas y Fox se confabularon con ella. El actual gobierno, al parecer, no puede con ella y pereciera que le teme. No es gratuito que a principios de año, el presidente Calderón le mandara un mensaje a la Secretaria de Educación Pública, Josefina Vázquez Mota, para que “se pusiera las pilas”. No es un secreto que Elba Esther Gordillo y la titular de la SEP no se pueden ver ni en pintura. ¿Cómo cambiar los rumbos educativos del país, si los responsables se encuentran maniatados? ¿Si existen compromisos que van más allá del tema educativo? Cuando hablamos de una Reforma Educativa, hablamos de un cambio sustancial; de un cambio radical en las estructuras educativas. Hablamos de una verdadera democratización en los sindicatos. No es fortuito que el movimiento magisterial se encuentre tan dividido. No es posible que mientras miles de maestros no tienen ni lo más indispensable para trabajar, los líderes sindicales hagan ostentación de los cientos de miles de pesos que se gastan en vehículos de lujo. O que se esté negociando el poder como si la sociedad; maestros, alumnos, padres de familia, no existiéramos más que como meros números o votos en potencia. Para muchos, La señora Gordillo es la responsable de la inopia en la que se encuentran los maestros en este país. Habría que revisar y ser más analistas en ese sentido. Ella es el resultado de un sistema que la encumbró y que la ha mantenido en el poder por tantos años. No es la culpable, es el producto de la impunidad y de la corrupción, que a pesar de los cambios democráticos que se han dado en esta nación, aún persisten como un recuerdo de los malos gobiernos y del abuso del poder.