martes, 27 de mayo de 2008

¿INTOLERANCIA O INDIFERENCIA?


Las agresiones sufridas por parte de un sector de la población hacia un grupo de jóvenes denominados “EMOS”, ha trascendido en los medios de comunicación nacionales y locales. Ante la negativa de autoridades y asociaciones civiles, de darle importancia a los hechos, muchos padres de familia han puesto especial atención a los acontecimientos. Pero vayamos por partes. ¿Qué significa la palabra EMO y quiénes son?
El término EMO, es un apócofe del término en inglés Emotional. En la década de los ochentas, surgen algunos movimientos musicales como el punk y el hardcore, orígenes más cercanos a lo que posteriormente se le llamo EMO. Los jóvenes copiaron toda la estética de los punkarras, pero a las letras de las canciones les agregaron mensajes sentimentales, tendencias suicidas y de tristeza, es decir, elementos emocionales, de ahí el término “emo”. A México, sólo llega la forma de vestir; “…visten de negro, con pantalones “pitillo”, ajustados de la rodilla hacia abajo y caídos de la cintura, usan camisetas talla de niño y tenis de bota sucios...” Sin embargo, hay una tendencia hacia la música pop emotiva. Son consumistas de la música para jóvenes. Es simplemente una moda que han adoptado estos jóvenes. Pero habría que destacar que en su momento, las modas copiadas, ya sea en la vestimenta o en el consumo de música, que en muchos casos ni siquiera se entiende la letra por la barrera del lenguaje, se han convertido en toda una forma de vida.
Lo relevante en este caso, no tiene que ver con lo que manifiestan los jóvenes EMOS. Va más allá de una simple apreciación estética o la manifestación de un fenómeno cultural. Estos jóvenes que llegan incluso a mutilarse o a marcarse el rostro o los brazos, manifiestan una falta de atención por parte de los responsables de su educación y desarrollo. No podemos omitir la responsabilidad que tienen los adultos cercanos a estas jovencitas y jovencitos. No hemos escuchado la posición de esos adultos. Podríamos pensar que no existe atención o que hay una grave indiferencia por parte de sus padres, pero habría que considerar que los padres de estos jóvenes en algún momento también fueron jóvenes y probablemente también formaron parte de alguna moda establecida en su tiempo. Lo que sí es evidente, es que ante la falta de una identidad o de la pertenencia de clase, estos jóvenes han tenido que copiar un estilo para ser aceptados, aunque sea, en este tipo de grupos. No es nada nuevo que en México y en el mundo, las nuevas generaciones carecen de valores y motivaciones (falta de educación de calidad y de empleos). Desde hace años hay una indiferencia por parte de la sociedad para con los jóvenes. Simplemente la clase política y las instituciones encargadas de promover la cultura de nuestro país se han visto rebasadas por la gran influencia mediática a la que se exponen, desde muy pequeños, los niños. La televisión, la radio, el cine, las revistas y ahora la internet, son medios que han influido, para bien o para mal, sobre los gustos y aspiraciones de miles de jóvenes, ante la complacencia o la ignorancia de sus padres. Las consecuencias que acarrea el nuevo orden mundial (globalización), han llevado a la sociedad a una gran indiferencia ante las manifestaciones de tipo cultural que se están dando en el mundo. Hay una incomprensión del por qué de estos brotes culturales que se cristaliza en una intolerancia. Lo delicado, en este caso, es que los mismos jóvenes son los que han manifestado esa intolerancia. Los mismos jóvenes que en algún momento fueron señalados, simplemente por querer ser “diferentes”. Este país, cada día se ve más dividido. Lo hemos visto en la clase política, en los representantes populares. Ahora lo vemos en los jóvenes; en los que algún día serán los responsables de dirigir y de producir en este país. No se trata de modas. Se trata de conductas y de principios que, a todas luces, nos están mandando un mensaje. No podemos seguir siendo indiferentes. Debemos poner especial atención a lo que nuestros hijos pretenden de la vida. Debemos estar más pendientes de sus gustos y de la cultura que consumen. Debemos exigir a los responsables de la educación que consideren los cambios culturales causados por los medios, en sus planes de estudios. No podemos ignorar los tiempos que estamos viviendo como sociedad y como individuos. La globalización no es una enfermedad que está deteriorando a las nuevas generaciones. Hay que aceptar este nuevo orden social y trabajar a favor de una identidad propia. El potencial mediático que existe hoy por hoy, nos da la oportunidad de conocer y entender otras culturas; otras formas de pensar y de ver la vida. Ya no es exclusivo de los que estudian, acceder a estas áreas del conocimiento social. Sólo basta encender un televisor o acceder a una computadora, para tener una visión del mundo al instante y en el momento en el que se están llevando a cabo los acontecimientos. Es responsabilidad de todos, que esos acontecimientos no nos afecten en lo social y en lo personal, como es el caso de copiar las modas. Existen tendencias mas no exigencias de cómo debe comportarse tal o cual sector de la sociedad. Los jóvenes tienen todo el derecho a vestir o a mostrarse como quieran, pero también tienen todo el derecho a que se les atienda y entienda en sus más mínimas necesidades de afecto y de aceptación.